sábado, 28 de diciembre de 2013

Hablamos de versiones




Partamos de que: todo lo que hacen los demás y yo no sé hacer está chupado.

Es así. La subestimación de las habilidades ajenas es una constante presente en cualquier juicio fundado en la inexperiencia. Restar mérito a la ejecución de tareas cuyos engranajes ignoramos es el abecé de la bisoñez, y la música no suele escapar a sus atrevidas sentencias.

Versionar no es tocar la canción de otro, sin más. No es una simple cuestión de destreza. Se necesita algo más. Por supuesto, sería injusto negar el esfuerzo del grupo que logra reproducir con exactitud alguna de las grandes baladas de la historia del rock, por ejemplo, pero esa plausible coincidencia con la original —salvo eventuales matices derivados de limitaciones técnicas o falta de pericia— impide que el resultado pueda ser considerado una versión.

La versión exige diferencia; novedad; transformación. La interpretación idéntica es solo interpretación. Meritoria, eso es innegable, pero interpretación pura y dura. En la versión intencionada —y el calificativo es necesario, ya que muchas veces la versión surge en realidad de la incapacidad del grupo para ejecutar con precisión la original— se propone la realización de la canción de una forma distinta. Se mantiene el chasis que traía de serie, pero el tema se “tunea” hasta lograr la personalización deseada. 

La conclusión, dicho todo esto, es que las mejores versiones de la historia son aquellas que aportando algo nuevo a la original, transformándola en una canción con forma distinta pero idéntico fondo, son capaces de superarla y de devolver a las partituras, tras su paso por fábrica, un tema todavía mejor que el que salió de ellas. Ocurre en pocas ocasiones pero ocurre, y de todas ellas aqui tenéis algunas.
 
My Way

La original de  Claude François titulada Comme d’habitude, pasó a ser el conocido tema de Sianatra.
 
Cómo Sinatra terminó convirtiendo en un himno la canción de un ídolo francés de los 60 que Paul Anka se apresuró a versionar antes de que lo hiciese David Bowie es probablemente una de las historias más curiosas de la música. Anka escuchó Comme d’habitude y no dudó en adquirirla, convertirla en My Way y ofrecérsela a su amigo Frank, que transformó un tema pop que había pasado por las radios francesas sin pena ni gloria en un verdadero ejercicio de solemnidad. Tal y como sucede con Hurt, My Way sabe a última reflexión, pero en el caso de Sinatra el balance se salda con soberbia y autocomplacencia. Ante la pregunta de si la versión supera a la original, en este caso sobra cualquier análisis; basta con comparar ambas canciones. De todos modos, que My Way sea la canción que más veces ha sonado en la radio y de la que más versiones se han escrito en toda la historia, es un dato que señala al vencedor en cualquier debate al respecto. 

Got My Mind Set on You 

Original: James Ray; Versión: George Harrison


Poco se puede añadir a lo que es obvio y manifiesto. Rudy Clark compuso esta canción en 1962 para el célebre cantante de R&B James Ray, pero fue Harrison quien la convirtió en un éxito veinticinco años después. Fue el último número 1 que un miembro de The Beatles logró en solitario en Estados Unidos, desempatando así con Lennon y Ringo, que alcanzaron la cumbre dos veces, pero todavía alejado de los nueve que ya había conseguido McCartney. Queremos pensar que el bueno de George no tuvo nada que ver con esa horterada de videoclip.

Twist and Shout

Original: The Isley Brothers
Versión: The Beatles
Y si hablamos de las mejores bandas de siempre, hay que hablar necesariamente de los “Fab Four” y de una de sus canciones más conocidas. 
No obstante, todavía se puede apreciar una evolución notable entre estas dos, y consistiendo en una nueva reinterpretación de la original, no es injusto que sean The Beatles los aquí destacados. Si a esto le añadimos que la versión fue incluida al final de su primer disco, Please Please Me, grabado en apenas 10 horas, y que Twist and Shout por poco se queda fuera del mismo porque la voz de John estaba muy deteriorada debido a un resfriado y al esfuerzo invertido en las diez canciones previas —como se puede apreciar en el audio por lo desgarrada y estridente que fue su interpretación, estaba a punto de quedarse afónico—, su inclusión en este recopilatorio no solo queda fuera de toda duda sino que puede incluso considerarse un homenaje a la heroicidad. Lennon solo dispuso de una oportunidad para grabarla. George Martin quiso intentarlo una segunda vez pero fue imposible. Si en los quince minutos que les quedaban de tiempo no hubiesen logrado terminar al menos una toma, hoy en día no podríamos disfrutar de este mítico temazo.

Without You 

Original: Badfinger

Badfinger, una de las bandas de moda gracias a la popular serie de Breaking Bad (Spoiler) y su tema con emotivo final de Walter White. Se reconoce al momento este tema que Harry Nilsson llevó a otro nivel, conviertiéndo su versión en un fijo de todas las listas de "románticas". Y es que destaca sobre todo su estribillo, en el que Badfinger parece que se queda a medias y no llega a un punto épico. 



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