Partamos de que: todo lo que hacen los demás y yo no sé hacer está chupado.
Es así.
La subestimación de las habilidades ajenas es una constante presente en
cualquier juicio fundado en la inexperiencia. Restar mérito a la
ejecución de tareas cuyos engranajes ignoramos es el abecé de la
bisoñez, y la música no suele escapar a sus atrevidas sentencias.
Versionar no es tocar la
canción de otro, sin más. No es una simple cuestión de destreza. Se
necesita algo más. Por supuesto, sería injusto negar el esfuerzo del
grupo que logra reproducir con exactitud alguna de las grandes baladas
de la historia del rock, por ejemplo, pero esa plausible coincidencia
con la original —salvo eventuales matices derivados de limitaciones
técnicas o falta de pericia— impide que el resultado pueda ser
considerado una versión.
La versión exige
diferencia; novedad; transformación. La interpretación idéntica es solo
interpretación. Meritoria, eso es innegable, pero interpretación pura y
dura. En la versión intencionada —y el calificativo es necesario, ya que
muchas veces la versión surge en realidad de la incapacidad del grupo
para ejecutar con precisión la original— se propone la realización de la
canción de una forma distinta. Se mantiene el chasis que traía de
serie, pero el tema se “tunea” hasta lograr la personalización deseada.
La conclusión, dicho todo
esto, es que las mejores versiones de la historia son aquellas que
aportando algo nuevo a la original, transformándola en una canción con
forma distinta pero idéntico fondo, son capaces de superarla y de
devolver a las partituras, tras su paso por fábrica, un tema todavía
mejor que el que salió de ellas. Ocurre en pocas ocasiones pero ocurre, y
de todas ellas aqui tenéis algunas.
My Way
La original de Claude François titulada Comme d’habitude, pasó a ser el conocido tema de Sianatra.
Cómo Sinatra terminó convirtiendo en un himno la canción de un ídolo francés de los 60 que Paul Anka se apresuró a versionar antes de que lo hiciese David Bowie es probablemente una de las historias más curiosas de la música. Anka escuchó Comme d’habitude y no dudó en adquirirla, convertirla en My Way
y ofrecérsela a su amigo Frank, que transformó un tema pop que había
pasado por las radios francesas sin pena ni gloria en un verdadero
ejercicio de solemnidad. Tal y como sucede con Hurt, My Way
sabe a última reflexión, pero en el caso de Sinatra el balance se salda
con soberbia y autocomplacencia. Ante la pregunta de si la versión
supera a la original, en este caso sobra cualquier análisis; basta con
comparar ambas canciones. De todos modos, que My Way
sea la canción que más veces ha sonado en la radio y de la que más
versiones se han escrito en toda la historia, es un dato que señala
al vencedor en cualquier debate al respecto.
Got My Mind Set on You
Original: James Ray; Versión: George Harrison
Poco se puede añadir a lo que es obvio y manifiesto. Rudy Clark compuso
esta canción en 1962 para el célebre cantante de R&B James Ray,
pero fue Harrison quien la convirtió en un éxito veinticinco años
después. Fue el último número 1 que un miembro de The Beatles logró en
solitario en Estados Unidos, desempatando así con Lennon y Ringo, que
alcanzaron la cumbre dos veces, pero todavía alejado de los nueve que ya
había conseguido McCartney. Queremos pensar que el bueno de George no
tuvo nada que ver con esa horterada de videoclip.
Twist and Shout
Original: The Isley Brothers
Versión: The Beatles
Y si
hablamos de las mejores bandas de siempre, hay que hablar necesariamente
de los “Fab Four” y de una de sus canciones más conocidas.
No obstante, todavía se puede
apreciar una evolución notable entre estas dos, y consistiendo en una
nueva reinterpretación de la original, no es injusto que sean The
Beatles los aquí destacados. Si a esto le añadimos que la versión fue
incluida al final de su primer disco, Please Please Me, grabado en apenas 10 horas, y que Twist and Shout
por poco se queda fuera del mismo porque la voz de John estaba muy
deteriorada debido a un resfriado y al esfuerzo invertido en las diez
canciones previas —como se puede apreciar en el audio por lo desgarrada y
estridente que fue su interpretación, estaba a punto de quedarse
afónico—, su inclusión en este recopilatorio no solo queda fuera de toda
duda sino que puede incluso considerarse un homenaje a la heroicidad.
Lennon solo dispuso de una oportunidad para grabarla. George Martin
quiso intentarlo una segunda vez pero fue imposible. Si en los quince
minutos que les quedaban de tiempo no hubiesen logrado terminar al menos
una toma, hoy en día no podríamos disfrutar de este mítico temazo.
Without You
Original: Badfinger
Badfinger, una de las bandas de moda gracias a la popular serie de Breaking Bad (Spoiler) y su tema con emotivo final de Walter White. Se reconoce al momento este tema que Harry Nilsson llevó a otro nivel, conviertiéndo su versión en un fijo de todas las listas de "románticas". Y es que destaca sobre todo su estribillo, en el que Badfinger parece que se queda a medias y no llega a un punto épico.

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